domingo, 13 de septiembre de 2009

Poema Nº 2

No sé si de verdad me miras o me miras así porque no ves.
Estamos donde queremos, somos lo que podemos.
Es la injusticia de la carne la que nos amarra a las eternas preguntas
sin siquiera pensar que las respuestas no existen.
No es esta la hora de las preguntas.
No hay respuestas posibles para ellas
si las haces desde la atadura de la sangre;
el cuerpo es una prisión de ceguera con muchos
más barrotes que espacios vacíos en el universo.
Todo lo que sufrimos,
todo lo que amamos
no son sino destellos de una verdad
que nos espera complaciente del otro lado
una verdad que se sabe inalcanzable
y se burla de nosotros con sus cuchillos
afilados
que se clavan en el pecho
del hombre que abrió los ojos
al momento de nacer de verdad,
desde el alma.

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