domingo, 20 de diciembre de 2009

perdón

Soy demasiado intensa como para que no me importe
y demasiado estúpida como para fingir que no me importa.
Las mentiras y engaños se los dejo a los que me ganan siempre
porque siempre me gana alguien peor que yo
alguien más sucio
debe ser porque no me gusta competir
porque no me gusta perder
pero siempre pierdo, de todas maneras.
Y los engaños aturden tus sentidos
pero la mierda farsante a mí no me engaña
pero tampoco me sirve saberlo
siempre pierdo
ante alguien peor...
Siempre alguien peor se queda con lo que yo merezco
y siempre, siempre
quedo hecha trizas
mientras ellos se ríen triunfantes
sobre los escombros de mis ilusiones.
He aquí el gran basurero de los sueños...rotos
hundidos
podridos
y pisoteados por un gran miserable
que tuvo mejor suerte.

fucking shit

aaaaaah! la vidaaaaaaaaa
vamos a arrancarla de los huesos resecos
oooooooh! se resiste
vamos a quemar los trozos pútridos de carne
vamooooooos, corriendo!
saltando!
ahí está!
atrápala!
que no escape!
la tienes?
es tuya?
ya no, lo siento...
creíste tenerla
y cuando por fin la sentiste tuya, se fue...
así es la vida.

La Gata / El Cruce

Su alma es libre
de instinto salvaje
a veces es muy niña
otras se cree grande
y desaparece
en la noche
solo ella sabe cuando volver
y cuando vuelve
ilumina a todo
ella sabe como hacerce querer

Su pelo es negro
como sus penas
Sus labios gruesos
a hablar se niegan
y no tiene miedo
a caminar sola
o a usar sus botas si es que hay que pelear
pero prefiere
forzar la distancia
su unico miedo es volverce a enamorar

eres como una gata sobre el tejado
que aun no sabe donde ir
vive la vida como que no hay mañana
pero no te vayas a arrepentir ooooh!

No juegues con fuego ni te quemes sola
no siempre la vida gira en torno a ti
a veces la magia del juego
se encuentra al saber elegir

eres como una gata sobre el tejado
que aun no sabe donde ir
vive la vida como que no hay mañana
pero no te vayas a arrepentir

gata sobre el tejado
que aun no sabe donde ir
vive la vida como que no hay mañana
pero no te vayas a arrepentir

eres como una gataaaaaooooo yeah!
vive la vida como que no hay mañana
pero no te vayas a arrepentir

sábado, 19 de diciembre de 2009

No me pidas que no te haga esto
cuando a mí tú ya me lo has hecho todo
¿acaso este infierno no se ve a través de mis ojos?
¿acaso este fuego no alcanza tu piel?
Es fácil pedir cuando tú has hecho tantas cosas
sin saber que las hacías
cuando tu mirada se paseaba por la mía sin saber
que ese aire de despreocupación
con que miras
me arde en las entrañas
y me incendia como lava ardiente del volcán que
quema mi sangre.
¿Y ahora qué me queda?
estos ojos cegados por la vida que se esfuma
cada vez que veo tu mirada ardiendo por otra mirada
tu boca llamando a otra boca
y tu sangre que me fue arrancada
del mismo corazón que ahora muere
entre el silencio y la desesperación.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Retrato de mujer / Gonzalo Rojas


Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
en la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí, mujer, te dejo tu figura.

(1957)

De Contra la muerte, 1964.

Carta del suicida / Gonzalo Rojas


Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales, y nunca cicatriza,
así sople el verano o el invierno,
así viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estómago lleno, como un cóndor saciado,
así padezca el látigo del hambre, así me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el día
como una piedra bajo la corriente cambiante,
así toque mi cítara para engañarme, así
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse,
juro que ella perdura, porque ella sale y entra
como una bala loca,
me sigue adonde voy y me sirve de hada,
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidiéndome socorro,
me arrebata a los cielos, como un cóndor sin madre
empollado en la muerte.

De La miseria del hombre, 1948

Elegía / Gonzalo Rojas


Acabo de matar a una mujer
después de haber dormido con ella una semana,
después de haberla amado con locura
desde el pelo a las uñas, después de haber comido
su cuerpo y su alma, con mi cuerpo hambriento.

Aún la alcoba está llena de sus gritos,
y de sus gritos salen todavía sus ojos.
Aún está blanca y muda con los ojos abiertos,
hundida en su mudez y en su blancura,
después de la faena y la fatiga.

Son siete días con sus siete noches
los que estuvimos juntos en un enorme beso,
sin comer, sin beber, fuera del mundo,
haciendo de esta cama de hotel un remolino
en el que naufragábamos.

Al momento de hundirnos, todo era como un sol
del que nosotros fuimos solamente dos rayos,
porque no hay otro sol que el fuego convulsivo
del orgasmo sin fin, en que se quema
toda la raza humana.

Éramos dos partículas de la corriente libre.
Con el oído puesto bajo ella, despertábamos
a otro sol más terrible, pero imperecedero,
a un sol alimentado con la muerte del hombre,
y en ese sol ardíamos.

Al salir del infierno, la mujer se moría
por volver al infierno. Me acuerdo que lloraba
de sed, y me pedía que la matara pronto.
Me acuerdo de su cuerpo duro y enrojecido,
como en la playa, al beso del aire caluroso.

Ya no hay deseo en ella que no se haya cumplido.
Al verla así, me acuerdo de su risa preciosa,
de sus piernas flexibles, de su honda mordedura,
y aun la veo sangrienta entre las sábanas,
teatro de nuestra guerra.

¿Qué haré con su belleza convertida en cadáver?
¿La arrojaré por el balcón, después
de reducirla a polvo?
¿La enterraré, después? ¿La dejaré a mi lado
como triste recuerdo?

No. Nunca lloraré sobre ningún recuerdo,
porque todo recuerdo es un difunto
que nos persigue hasta la muerte.
Me acostaré con ella. La enterraré conmigo.
Despertaré con ella.

De La miseria del hombre, 1948

El polvo del deseo / Gonzalo Rojas

Por mucho que la mano se me llene de ti
para escribirte, para acariciarte
como cuando te quise
arrancar esos pechos que fueron mi obsesión en la terraza
donde no había nadie sino tú con tu cuerpo,
tú con tu corazón y tu hermosura,
y con tu sangre adentro que te salía blanca
reseca, por el polvo del deseo:

Oh, por mucho que tú hayas sido mi perdición
hasta volverme lengua de tu boca,
ya todo es imposible.
Allá abajo los barcos me esperan. Con su ruido
me estoy partiendo de todas las cosas,
de tu carácter y de tu belleza.

Me estoy partiendo de eso que eres tú
hoy que tu cuerpo sabe a quemadura
y se te escapa el fuego por la herida.

De eso me estoy partiendo, y empiezo a despegar
con la primera luz, cortando el agua inmóvil
que se parece al filo de tu piel, cuando sopla
sobre ella el viento de mi desesperación.

Hubo una vez un hombre. Hubo una vez
una mujer vestida con tu cuerpo desnudo
que palpitaba adentro de todas mis palabras,
los vellos, los destellos
de una mujer sellada por mi propia locura,
que tenía tus mismos labios, tus mismos ojos.

Pero de esa mujer no quedas sino tú
sin labios y sin ojos.
Para mí ya no quedas sino como la forma
de una cama que vuela por el mundo
y que nunca podré compartir con tu encanto,
porque estaré partiendo cada día de ti,
más lejos y más hondo en tu hermosura.

Tú llorarás a mares
tres negros días, ya pulverizada
por mi recuerdo, por mis ojos fijos
que te verán llorar detrás de las cortinas de tu alcoba,
sin inmutarse, como dos espinas,
porque la espina es la flor de la nada;
y me estarás llorando sin saber por qué lloras,
sin saber quién se ha ido:
si eres tú, si soy yo, si el abismo es un beso.

Todo será de golpe
como tu llanto encima de mi cara vacía.
Correrás por las calles. Me mirarás sin verme
en la espalda de todos los varones que marchan al trabajo.
Entrarás en los cines para oírme en la sombra del murmullo. Abrirás
la mampara estridente: allí estarán las mesas esperando mi risa
tan ronca como el vaso de cerveza, servido y desolado.

Quiero que aquí te acabes
con tu cuerpo dotado de pelaje divino
que se te salga el cuerpo por la espina del llanto.
Tu cuerpo, que era como la flor del movimiento.

Que te mueras de mí. Quiero que aquí te acabes
sin darte mi semilla.

De La miseria del hombre, 1948.

Pequeña cosa extraña

Las hormigas me dijeron mientras caminaba
que no te dejara escapar
y las nubes me miraban con tristeza
porque saben que me vas a dejar.
Todas las cosas que viven
y las que en un tiempo más vivirán
me gritan con angustia
"ustedes se amarán" ,
pero yo, al cerrar los ojos,
les digo entre lágrimas
"eso ustedes nunca lo verán".
En el largo camino de la vida
nuestras rutas están divididas
y los espíritus que rondan los rincones
se ríen en silencio de mis heridas.
Porque el juez ya decidió mi condena
que es sufrir día y noche
por este amor
sin esperanzas que me hunde en la pena.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Haiku

"Donde haya hombres
habrá moscas, y habrá
Budas también."


Kobayashi Issa
Las luciérnagas se apagaron de pronto,
el sol salió de entre las montañas:
el silencio inundó el valle...