jueves, 10 de septiembre de 2009

Poema

Soy como un peregrino que se resguardó de la lluvia fría
bajo el ala de un árbol
cuando acudo a ti y me refugio
en tus brazos
y la tormenta de afuera no nos alcanza.

El mundo podría tornarse oscuro o luminoso
gris o colorido
a quién le importa...
mientras tú sepas y yo sepa.

Y qué importan las voces que se alzan,
graves sinfonías de rencor,
cuando digo que el perfume más perfecto
es tu aliento
y que el agua más pura son tus lágrimas
cuando te emociona una palabra mía,
cuando me desvanezco en tu mirada.

La madre naturaleza nos habla a través del viento
y tú lo sabes
tú lo viste conmigo
lo sentimos bajo el crepúsculo
en la quebrada donde nuestros
labios hicieron un pacto de unión,
con el sol hundiéndose en el mar
donde tu mirada penetró mi espíritu,
para nunca olvidarla.

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