viernes, 2 de septiembre de 2011

Después de la guerra

DESPUÉS DE LA GUERRA

Ahí, tendido bajo el arco de la muerte, 
se tiende el ancestral esqueleto de un ser humano 
  secándose y hundiéndose en el arenal;
lo rodean espinas de un antiguo rosal 
que ya no da flores
por estar cubierto del polvo 
                                           de la última guerra.

Oh, los dioses no escucharon sus últimos ruegos 
cuando el mundo estalló en la cólera,
cuando el fuego de la ira de Aquiles 
mató la última virtud en el último hombre.
En el día final oyó por primera vez el susurro del aire
y la voz primordial le indicó la senda
pero él, sordo y ciego, siguió su camino infernal 
hacia la autodestrucción.

Ahí abandonados están ahora los hijos de Marte
 sufriendo sus heridas rojas de sangre fresca,
llorando  las cicatrices imborrables marcadas en su piel, 
las lacerantes punzadas del puñal 
que el padre enterró en la carne virgen del hijo
en favor de una lucha 
                                                  impropia e injustificada.

¿Hubo amor alguna vez? 
¿Qué pasó con las palabras?
¿Morirías por ellas? 
¿Te dejarías crucificar por oír una vez más 
                                                    una palabra de esperanza?

¡Oh, la sangre corre río abajo! 
El mar se mece teñido de muerte:
es el ataúd de la vida que se sacrificó.
Ahora se escucha un grito seco
                                                                            a lo lejos: 
son los amigos muertos,
el hijo sacrificado sobre la roca de la última redención.
Si tu Dios te ordena matar, ¿obedecerás?
Si tu espíritu murió hace siglos,  ¿rezarás?
¡Qué importa si hay un infierno después del infierno!
!El paraíso no es para los héroes!

El viaje se hizo más largo que lo prometido
 queríamos salvar la ciudad 
                             y ella se quemó
                                                                      con nosotros adentro.


(versión retocada)

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