Tengo tantas cosas que leer que la obligación de hacer las cosas me quita el aliento y las ganas de hacerlas. Prefiero vivir al límite que cómodamente sentada en el banquillo de la responsabilidad y la diligencia. Y mientras, sabiendo que debo hacer tantas cosas me siento a pensar en las palabras que nunca han salido de mi boca, como por ejemplo "amor", "hermano", "hijo", etc. "Amor" porque me daría vergüenza y ese tipo de palabras tan manoseadas se las dejo a los grandes poetas que las tocaron por primera vez, ya no debería permitirse tal osadía. "Hermano" porque nunca tuve ni tendré un hermano. E "hijo", porque hasta ahora no tengo hijos.
Me voy a estudiar, aunque donde quisiera estar es en el lugar de la foto.
1 comentario:
Sí, las obligaciones no siempre son plato de gusto... Ánimo!
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