"El esquizofrénico es un alma, no solamente no regenerada, sino además
desesperadamente enferma. Su enfermedad consiste en su incapacidad
para escapar de la realidad interior y exterior y, refugiarse -como
lo hace habitualmente la persona sana- en el universo de fabricación
casera del sentido común, en el mundo estrictamente humano de las
nociones útiles, los símbolos compartidos y las convenciones
socialmente aceptables. El esquizofrénico es como un hombre que
está permanentemente bajo la influencia de la mezcalina y que, por
tanto, no puede rechazar la experiencia de una realidad con la que no
puede convivir porque no es lo bastante santo, que no puede explicar
porque se trata del más innegable y porfiado de los hechos
primarios y que, al no permitirle nunca mirar al mundo con ojos
meramente humanos, le asusta hasta el punto de hacerle interpretar su
inflexible esquivez, su abrasadora intensidad de significado,
como manifestaciones de malevolencia que reclama las más
desesperadas reacciones, desde la violencia asesina, en un
extremo de la escala, hasta la catatonia, o suicidio psicológico,
en el otro. Y una vez que nos lanzamos por la infernal cuesta abajo, ya
no hay modo de que nos detengamos. Esto resultaba ahora evidentísimo."
Las puertas de la percepción, Aldous Huxley.
1 comentario:
"...desde la violencia asesina, en un
extremo de la escala, hasta la catatonia, o suicidio psicológico,
en el otro"
Y cuántas veces, sin ser conscientes de ello, saltamos de un extremo a otro a lo largo de un mismo día.
Tal vez deberíamos salir del maldito Mundo Feliz de una vez...
Publicar un comentario