"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo." Oscar Wilde
domingo, 2 de noviembre de 2008
Una fuerte brisa agita su cabello y roza sus sonrojadas mejillas: es la trocal 112 que acaba de pasar. Una hoja se desprende de la rama del árbol y cae delicadamente formando senderos en el aire; se posa sobre libro abierto de la mujer que, sorprendida, la toma entre sus manos y la observa. Nuevamente una brisa, es la 210 que se acerca veloz. Ella cierra el libro, sube su brazo y hace parar el mibrobús. Su pelo se mece como una ola marina y un reflejo de luz centellea en su mirada. La hoja reposa tranquila.
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