traducción del francés por Enrique Díez-Canedo       
"La Luna,              que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías              en la cuna, y se dijo: "Esa criatura me agrada."
           Y bajó muellemente por su escalera de nubes y pasó sin ruido a              través de los cristales. Luego se tendió sobre ti con la ternura              flexible de una madre, y depositó en tu faz sus colores. Las pupilas              se te quedaron verdes y las mejillas sumamente pálidas. De contemplar              a tal visitante, se te agrandaron de manera tan rara los ojos, tan tiernamente              te apretó la garganta, que te dejó para siempre ganas de llorar.
           Entretanto, en la expansión de su alegría, la Luna llenaba todo              el cuarto como una atmósfera fosfórica, como un veneno luminoso;              y toda aquella luz viva estaba pensando y diciendo: "Eternamente has de              sentir el influjo de mi beso. Hermosa serás a mi manera. Querrás              lo que quiera yo y lo que me quiera a mí: al agua, a las nubes, al silencio              y a la noche; al mar inmenso y verde; al agua informe y multiforme; al lugar              en que no estés; al amante que no conozcas; a las flores monstruosas;              a los perfumes que hacen delirar; a los gatos que se desmayan sobre los pianos              y gimen como mujeres, con voz ronca y suave.
 "Y serás amada por mis amantes, cortejada por mis cortesanos. Serás              reina de los hombres de ojos verdes a quienes apreté la garganta en mis              caricias nocturnas; de los que quieren al mar, al mar inmenso, tumultuoso y              verde; al agua informe y multiforme, al sitio en que no están, a la mujer              que no conocen, a las flores siniestras que parecen incensarios de una religión              desconocida, a los perfumes que turban la voluntad y a los animales salvajes              y voluptuosos que son emblema de su locura."
           Y por esto, niña mimada, maldita y querida, estoy ahora tendido a tus              pies, buscando en toda tu persona el reflejo de la terrible divinidad, de la        fatídica madrina, de la nodriza envenenadora de todos los lunáticos." 
 
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