sábado, 16 de enero de 2010

Willian Blake

PROVERBIOS DEL INFIERNO

En tiempos de siembra aprende, en tiempos de cosecha enseña
y en el invierno goza.

Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.

La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.

Quien desea y no actúa engendra la plaga.

El gusano perdona al arado que lo corta.

Sumergid en el río a quien ama el agua.

La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.

Las horas de la locura las mide el reloj,
pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría.

No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.

El acto más sublime consiste en poner a otro delante de ti.

Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los burdeles
con ladrillos de religión.

El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado
y la espada destructora, son porciones de la eternidad demasiado grandes
para que las aprecie el ojo humano.

El júbilo impregna; las penas engendran.

La cisterna contiene; el manantial rebosa.

Si estás siempre listo a expresar tu opinión, el vil te evitará.

Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se propuso aprender del cuervo.

Del agua estancada espera veneno.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

Si otros no hubiesen sido tontos, lo seríamos nosotros.

El cuervo quisiera que todo fuese negro; el búho, que todo fuese blanco.

La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.
¡Suficiente! o demasiado.

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