sábado, 19 de diciembre de 2009

No me pidas que no te haga esto
cuando a mí tú ya me lo has hecho todo
¿acaso este infierno no se ve a través de mis ojos?
¿acaso este fuego no alcanza tu piel?
Es fácil pedir cuando tú has hecho tantas cosas
sin saber que las hacías
cuando tu mirada se paseaba por la mía sin saber
que ese aire de despreocupación
con que miras
me arde en las entrañas
y me incendia como lava ardiente del volcán que
quema mi sangre.
¿Y ahora qué me queda?
estos ojos cegados por la vida que se esfuma
cada vez que veo tu mirada ardiendo por otra mirada
tu boca llamando a otra boca
y tu sangre que me fue arrancada
del mismo corazón que ahora muere
entre el silencio y la desesperación.

No hay comentarios: