jueves, 12 de noviembre de 2009

Sonidos

Tu teléfono sonó.
Al contestar las palabras que escuchaste
fueron quizá las peores que vayas a oír
a lo largo de toda tu vida.
Porque en un segundo las palabras pueden destruir
lo que haya llevado años erigir:
simples palabras dichas en el tono
repetido por miles de voces a lo largo
de la historia
pero esta vez te tocó a ti oírlas
y no era lo que esperabas
y tu ceño fruncido y tus lágrimas
fueron los primeros en acudir
ni en tu ayuda ni en perjuicio,
sólo el encuentro de tus manos
que taparon tu rostro
con tu pena profunda
y sincera.
Y la tarde se elevaba,
el cielo se hacía gris
y un poco también tu mirada.
Y ahora sabes que no eres
la misma persona
sabes que esa murió un poco
contigo con el simple sonar de tu teléfono
y las palabras repetidas
tantas veces en otras llamadas.

Ayer estaba en mi silla igual que ahora
y escribía cosas inútiles como esta
que quizá nadie se de el trabajo de leer
Y mi teléfono sonó
destruyendo un poco el silencio sepulcral
de mis guarida
y las cosas se alteraron dentro de mí;
es que los sonidos pueden sacarme de mis casillas
y no es esto una manía
sino un acto reflejo de mis oídos
y mi cara se destruye
deforma
trastorna
transforma
sin que lo pueda controlar...
como ese día que paseábamos
y sonó la puta sirena de bomberos
y sentí un pánico tan intenso
que mis pies se hundían en el suelo
y tu cara al verme era la más graciosa,
un poco aterrada y divertida,
por mi trágica sensibililidad
auditiva.
En cambio, en un parque lleno de aves
mi cuerpo se convierte en una flor más
y los latidos de mi corazón se aúnan
con los sonidos de la tierra.
¿Qué es esto en lo que me he convertido?
Soy una especie de avecilla asustadiza
con los sonidos de la vida
elevados al máximo...mi equipo de sonido
es el más sofisticado.

Esta vez te llamo yo al teléfono:
mi voz roza tu oído con delicadeza
para decirte cosas simples:
sé que no te he llamado mucho
y es que mi experiencia dice que
sin palabras el dolor se puede esquivar mejor,
sé que soy una ingrata,
sé que tengo un problema de independencia patológica
pero es porque así como nací sola
y me crié sola
aún no aprendo a compartir
mi vida generosamente,
pero tienes que saber que me duele
ser de este modo tan esquivo.
Tienes que saber que cuando
siento que no me queda nada más
por lo que luchar
y la chispa empieza a desaparecer
ante mi vista
al acordarme de ti recobro las fuerzas,
levanto la mano y sé que vas a estar ahí
para mí como yo para ti.

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