domingo, 4 de octubre de 2009

Pequeño romance de primavera

Se me ocurrió de pronto
como una humorada de mal gusto
pensar que si tú y yo podríamos
hoy o quizá mañana
tomar un rumbo unidos
definitivamente.

En mi imaginación nos tomábamos de la mano
y me mirabas con amor y ternura
y me decías que me amabas
y que huirías conmigo a donde nos lleve la eternidad
y yo te miraba de reojo
entre ironía y desesperación.

Entonces las aves alzaban su vuelo
ligeras entre el rumor del viento de primavera
y el sol se escondía entre las flores amarillas del parque
y tú y yo de frente con las miradas perdidas
cada uno sumergido en sus ideas
cada uno pensando en el futuro próximo
pensando que quizá, que talvez...
y sentados en el suelo
fumando cigarros fétidos
nos entregamos a la hediondez de la ciudad.

No dijimos nada, mientras realizamos el pacto
de nunca más hablar de estos asuntos
y nuestros pechos se cerraban
como bolsa al vacío ante la mirada
insondable del cielo gris.














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