sábado, 13 de diciembre de 2008

Cómodo

Avanza la multitud en medio de sus gritos descontentos y
el hombre de bien observa desde su ventana atónito
a un montón de jóvenes con trajes baratos y pañuelos
que gritan por un absurdo
porque en algún momento para el hombre todo perdió sentido
porque en un día negro la juventud se arrancó de su lado.

La locura de los rostros es la misma de hace treinta años
y nada parece cambiar demasiado en el mundo,
en cambio la cólera se ha hecho mayor
y cada rostro adolescente parece reflejar más dolores y rabias.
Y el hombre de familia, religioso y políticamente correcto
se asusta cada día más con la pasión, la fuerza y la energía juvenil
porque en algún momento la esperanza se fue de su lado
y todos los sueños se ahogaron en esa pequeña sala
y en la comodidad de su sillón.

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